Una de las partes más importantes de la degustación de un vino es el descorche. Paradójicamente, una de las partes más delicadas en la elaboración de un vino es su embotellado, y por ende su cierre y colocación del corcho.
Cuando el sumiller o responsable de sala abre una botella de vino, se ofrece el corcho a los asistentes a la mesa para que puedan olerlo.
Mucha gente se pregunta cómo el corcho puede oler y si ciertamente podemos encontrar aromas diferenciales simplemente oliendo el tapón.
La función del tapón en la micro oxigenación de los vinos
Lo cierto que existen muchos tipos de cierres para la botellas, pero el corcho tiene algunos matices muy especiales, ya que podríamos decir que es la máquina perfecta de micro oxigenación de los vinos.
El corcho proviene del alcornoque y que deben pasar muchos años hasta que la corteza de dicho árbol consigue la estructura y grosor para ser un corcho. Esta corteza de árbol tiene poros microscópicos que permiten la entrada de oxígeno pero evita que el líquido salgo de la botella.
Con estas premisas está claro que el líquido no sale pero el oxígeno sí, y por tanto, los aromas del vino van penetrando en los poros del corcho, impregnándolo de aromas.
¿Qué podemos saber oliendo el corcho?
Está claro que al poner el vino en la copa, la cantidad de aromas será muy superior, pero oliendo el corcho podemos descubrir algunas cosas importantes, como si el vino tiene algún problema como el TCA o tricloroanisol, el famoso aroma a corcho, o hacernos una idea de los aromas que nos vamos a encontrar.
Por tanto queda claro que las partículas aromáticas se depositan dentro del poro del corcho y esto hace que el corcho tenga olores del vino.
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