Más de 200.000 del total de hectáreas de viñedo plantadas en España son tempranillo, una uva que ha extendido la fama vinícola de nuestro país en el mundo
La variedad tempranillo es la más plantada entre las tintas españolas. Así lo pudimos comprobar en el mapa interactivo del reparto de las variedades nacionales, elaborado recientemente por ‘Un buen vino’.
Los números hablan por sí solos y en el caso de la tempranillo lo hacen con contundencia. En total, de las algo más de 900.000 hectáreas de viñedo con que cuenta España, una cuarta parte de los viñedos de nuestro país son de tempanillo (200.000).
La superficie de viñedo más grande de España de esta variedad se encuentra en Castilla-La Mancha. Está seguida por Castilla y León, que cuenta con algo más la mitad de viñedos que la otra Castilla.
La Rioja, con una superficie muy inferior como Comunidad, se sitúa en tercera posición, lo que denota la importancia de esta variedad en los vinos de Rioja. Sin duda, el tempranillo es el protagonista indiscutible que le ha granjeado la fama mundial de la denominación.
Precisamente se considera que la variedad tempranillo es originaria de Rioja. Allí ocupa una superficie de cultivo superior a las 30.000 hectáreas. Es decir, cerca de tres cuartas partes del total de superficie cultivada en la Denominación.
Actualmente está presente en 28 denominaciones de origen españolas. También se cultiva en Portugal, Francia, Argentina y Estados Unidos, donde produce vinos muy distintos según los suelos y climas.
El origen de la uva tempranillo
La tempranillo procede de otras dos variedades: la albillo mayor y la benedicto. La primera, denominada turruntés en La Rioja, es muy conocida y cultivada en el centro de la Península.
La benedicto se cultiva hoy en día tan sólo de manera residual en Aragón. La tempranillo sería una hibridación espontánea en el último milenio probablemente en el entorno del valle del Ebro. Así lo determinó una investigación reciente.
La tempranillo es la uva española por excelencia y es cultivada, además de en Rioja, en Ribera del Duero, donde se conoce como Tinta del País; en Valdepeñas, donde se la conoce como Cencibel o en Toro, bajo el sobrenombre de Tinta de Toro.
A menudo se habla de la tempranillo como la “uva noble” de España, queriéndola incluir en el selecto grupo de variedades formado tradicionalmente por la Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Merlot, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Riesling. De hecho, en muchas listas ampliadas de variedades nobles, la tempranillo aparece mencionada, al igual que la garnacha, otra de las uvas españolas por excelencia.
Tal y como vimos en el artículo dedicado al origen del nombre de las variedades tintas españolas, la tempranillo debe su nombre a que en España, donde es ampliamente cultivada, es una de las primeras variedades en madurar. Su maduración es “temprana”. No hay más misterio para esta uva tan española que puede adquirir diversos nombres dependiendo de la denominación.
Características de los tempranillos
La tempranillo da vinos tintos óptimos para crianza con buen cuerpo, finura, intensidad y complejidad aromática. Suelen contar con un color rojo rubí estable. Su mosto es de color rojo intenso y el vino tiene por lo general una acidez bastante baja, dependiendo de donde se cultive.
Es una variedad que produce vinos con pocos taninos, de manera que es la base para tintos suaves, ligeros pero muy aromáticos. En producciones limitadas, tiende a dar uvas de menor acidez.
El tempranillo se utiliza en muchos tipos de vinificación, si bien tradicionalmente ha dado muy buenos resultados en la elaboración de vinos jóvenes con maceración carbónica. Con crianzas en barrica, se potencia su valor mientras que en vendimias maduras dan excelentes vinos para envejecer.
La tempranillo uva se complementa muy bien con variedades como el Cabernet Sauvignon, Merlot o Syrah. En Rioja, el coupage clásico está compuesta de Tempranillo, Mazuelo y Graciano. Existe una variedad blanca de mutación reciente, la tempranillo blanco.