Paraísos del Enoturismo: Los desfiladeros de los ríos Sil y Miño.

Entre las provincias de Lugo y Orense, el curso fluvial de los ríos Miño y Sil discurren por esta geografía hacia su confluencia a través de gargantas o cañones de fuerte verticalidad y un paisaje de viñedo único.

El clima de la Ribeira Sacra es más continental que atlántico, con veranos largos y caluros, otoños  templados y abundantes precipitaciones.

Las excepcionales condiciones de la naturaleza crearon un medio de extraordinario atractivo e inusual belleza.

Los profundos valles que el Sil y el Miño fueron labrando en la dura roca granítica sobrecogen por la verticalidad de sus paredes y los grandes desniveles. Las vertientes son más agrestes y rocosas en el valle del Sil, y presentan una mayor suavidad y aprovechamiento humano en el caso del Miño.

Los viñedos se sitúan en un área que está dividida  en cinco subzonas, cada una de ellas con un  microclima diferente. Las vides se plantan en  terrazas, en los desfiladeros de los dos ríos y en  los valles, creando un paisaje espectacular, pero  siendo una zona muy difícil para la labor vinícola.

Un territorio con denominación de origen “Ribeira Sacra”, que guarda toda la esencia de los vinos gallegos, muy vinculados a los Caminos de Santiago. Tanto al internacionalmente conocido Camino Francés (a través de la subzona Ribeiras de Miño, en los municipios lucenses de Paradela y Portomarín), como al llamado Camino de Invierno, en el que se encuentran las subzonas de Quiroga, Amandi y Chantada.

Estos vinos han unido su historia a la espiritualidad de la zona (Rivoyra Sacrata), en la que se encuentra una importante concentración monacal. Los cultivaban los monjes, que perfeccionaron sus técnicas de cultivo, condicionando el paisaje peculiar de estas tierras. Toda una cultura del agua y vino se encuentra en esta zona, con cultivos en terrazas a la sobra de los antiguos eremitorios  y monasterios que dieron nombre al territorio.

La uva mayormente cultivada, casi la totalidad, es la variedad Mencía tinta, se cree que fue traída por los romanos y está emparentada con la Cabernet Sauvignon francesa, por eso algunos aseguran que la trajeron los peregrinos franceses y otros dicen que fueron éstos que la llevaron a Francia. De todas formas, parece ser que sus vinos ya eran importados por los emperadores romanos.

Los cierto es que disfrutar de esta ruta del vino es encontrar un remanso de tranquilidad. Las rutas en catamarán son una buena opción para deleitarse ante esta bella obra de la naturaleza. Otra propuesta interesante la constituyen las sendas que discurren entorno a los cañones y ríos adentrándonos en bosques y miradores que no dejarán a nadie indiferente. Ribeira Sacra cuenta con una destacada y amplia oferta de senderismo para todos los públicos. Además de los monasterios, la profunda huella que dejaron nuestros antecesores puede verse en el gran número de iglesias románicas que florecieron a lo largo de toda la Ribeira Sacra.

En definitiva un paraíso natural donde disfrutar del buen vino gallego.

Fuente: http://www.catadelvino.com

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