El resveratrol tiene un gran poder oxidante capaz de mejorar el rendimiento físico, la fuerza muscular y la función cardíaca, de la misma forma en que mejoran tras una hora de entrenamiento. Por lo que tomar una o dos copas de vino equivaldría a una sesión de cardio, dosis diaria recomendada (250 ml/día). Una muy buena noticia, sobretodo, para aquellas personas que no pueden realizar ejercicio físico. La ingesta de vino implica que el cuerpo consuma más calorías y en consecuencia, mantener un peso más saludable.
El vino puede, entonces, ser la clave para perder peso. El resveratrol puede mejorar la conversión de grasa blanca en grasa parda y, por tanto, prevenir parcialmente la obesidad. Según el estudio de la Universidad Estatal de Washington frutas como la uva permiten convertir la grasa blanca (que es la que almacena energía en forma de grandes gotas de grasa) en grasa parda (que tiene gotas mucho más pequeñas y las quema) produciendo calor. No solo el vino, otras bebidas tienen pocas calorías y son especialmente recomendables para la operación bikini ¿Sabes cuáles?
Otro valor del vino son sus compuestos fenólicos presentes en la uva tinta, los cuales se dividen en dos: flavonoides y no flavonoides. Estos últimos residen en el resveratrol y actúa sobre los radicales libres que dañan las células y a la vez, tienen un efecto neuroprotector. El estudio de la escuela de Salud Pública Chan de Boston y Harvard explica que los flavonoides ayudan a no ganar peso. Por lo que es recomendable llevar una dieta rica en alimentos con flavonoides. Además del vino, los flavonoides se encuentran en varias frutas y verduras coloridas, en el chocolate amargo o los frutos secos, por ejemplo.
También está contrastado que el vino tinto contiene vitaminas A, C y B, así como una acción bactericida y a la vez, funciona como un depurador del colesterol del organismo (ayuda a reducir el colesterol malo – LDL- y aumentar el bueno – HDL-).